15/08/2025

Riesgos fiduciarios y contabilidad a prueba de errores: Claves para una gestión responsable

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Administrar un fideicomiso no sólo implica cumplir con lo pactado entre las partes. Requiere, sobre todo, una visión clara sobre los riesgos que rodean el negocio fiduciario y un manejo contable impecable que garantice transparencia.

En la práctica fiduciaria, una buena administración empieza por reconocer que cada operación implica enfrentar distintos tipos de riesgo. Se trata de identificarlos con precisión y establecer cómo se van a gestionar.

Riesgos que toda fiduciaria debe tener en el radar:
1. Riesgo legal
El hecho de no apegarse estrictamente lo establecido en el marco normativo aplicable a los fideicomisos puede traducirse en sanciones, demandas o pérdida de credibilidad institucional. Este riesgo debe gestionarse adecuadamente con un equipo sólido de profesionales y expertos en la materia.

2. Riesgo emergente
Los cambios sociales, económicos y tecnológicos no esperan a nadie. Un entorno cambiante puede alterar radicalmente las condiciones bajo las cuales se firmó un fideicomiso. Estos riesgos, por su propia naturaleza, son difíciles de anticipar y evaluar, pero no por eso deben ignorarse.

3. Riesgo operativo
Fallas humanas, errores en procesos o fallos tecnológicos son parte del día a día. El desafío está en que estos errores no comprometan la integridad del fideicomiso. Hoy, el gobierno corporativo y las buenas prácticas fiduciarias señalan que este riesgo debe ser gestionado directamente desde la alta dirección, además de mantener procesos auditables y evaluar frecuentemente al personal a cargo.

4. Riesgo reputacional
No sólo hay que hacer las cosas bien; también hay que reflejarlo en la práctica diaria. Una mala práctica, una mala decisión o incluso una percepción errónea pueden manchar la imagen de una fiduciaria. Cumplir instrucciones que, aunque legales, parezcan poco éticas puede desencadenar consecuencias económicas graves además de la pérdida de confianza.
Administrar fideicomisos exige más que técnica: implica responsabilidad, criterio y visión. Con una gestión de riesgos integral y un tratamiento contable riguroso, las fiduciarias no solo cumplen con su papel legal, sino que construyen confianza, protegen el patrimonio de sus clientes y aseguran la sostenibilidad de su labor.

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