
En la primera parte de esta serie de artículos ¿Qué tipos de fideicomisos existen?, señalamos que, al no existir prototipos de fideicomisos –puesto que son variables los fines para los cuales se constituyen–, no es posible hacer una clasificación taxonómica de los mismos. Sin embargo, sí podemos identificar algunos con base en las características generales de los fines para los cuales se constituyen.
Fideicomiso de Tesorería. En un fideicomiso de este tipo, las empresas pueden aportar los recursos líquidos que no utilizarán hasta en una fecha determinada, a fin de que sean invertidos por la fiduciaria mientras se llega el plazo en que tendrán que utilizarlos. También pueden aportar algunos de sus bienes muebles –maquinaria o equipo— y/o inmuebles, con el fin de obtener recursos para hacerle frente a
determinados gastos de la misma empresa,
Fideicomiso Fuente de Pago. Su finalidad es garantizar el pago de créditos y otros adeudos. El Fideicomitente aporta al Fideicomiso sus cuentas por cobrar, con el propósito de que el Fiduciario pueda ejercer los derechos de cobro contra el deudor del Fideicomitente y utilizar los recursos que reciba como fuente alterna de pago para cubrir las obligaciones que éste tiene con un tercero. El Fiduciario conserva en garantía los documentos que amparan los derechos de cobro, en tanto el Fideicomitente deudor cumple con sus obligaciones de pago con su acreedor.
Fideicomiso de Garantía de Inversiones. El patrimonio aportado a Fideicomiso sirve para garantizar las inversiones que se requieren en el desarrollo de determinados proyectos del Fideicomitente. Para la mayoría de las instituciones financieras, generalmente la garantía es de dos a uno, y en algunos proyectos de mayor riesgo la garantía puede ser de tres a uno. En este tipo de Fideicomiso, el patrimonio fideicomitido garantiza el proyecto solamente hasta el monto de los recursos invertidos en él. Es decir, con este Fideicomiso no se exigirán garantías superiores al monto de tal inversión.